por Fernando Silva, portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Algeciras
Estamos asistiendo a los efectos de varias crisis y, especialmente, la económica parece no tener final. La llamada recuperación con contratos precarios se entremezcla con despidos en empresas señeras. Ocurre ahora en el Campo de Gibraltar en el terreno de las empresas periodísticas.
He de confesar que a mí, periodista de profesión, me duele la pérdida de empleos y la calidad de los que van quedando entre los medios de comunicación. Buenos profesionales, con completos conocimientos de la realidad de Algeciras y el resto del Campo de Gibraltar, han pasado o ya llevan mucho tiempo en el paro. Y los que quedan temen por su futuro a la vista de lo que ven y de lo que sufren, en muchos casos poco sueldo y horarios interminables sin apenas descanso.
Me preocupan las personas, sí.
Sin embargo, esta crisis periodística en el Campo de Gibraltar nos daña a todos, no solo a los periodistas. La pérdida de empleos puede llegar por una mala gestión de las empresas, sí, pero no solo por eso. La desaparición de medios de comunicación o la drástica reducción de plantillas en otros nos señala una grave enfermedad en la sociedad campogibraltareña, una sociedad que no es capaz de sostener medios de expresión independientes, que se alimentan de una publicidad que generan empresas e instituciones.
Algeciras y el resto de la comarca pierden cuando el periodismo se está degradando a tal velocidad y con tanta magnitud. ¿Quién va a quedar para contar, con imparcialidad, lo que ocurre en la zona?
La crisis económica está causando daños incalculables, y uno de ellos es la dependencia casi absoluta de los medios de comunicación a pocos y principales clientes, y muchos de estos no dudan en ejercer su influencia en la cuenta de resultados para intentar sacar tajada en el tratamiento de las informaciones que le interesan.
Periodistas, administrativos y comerciales pierden su empleo, y todos estamos perdiendo calidad democrática, porque toda la sociedad campogibraltareña está hoy más expuesta a la manipulación burda o encubierta en papel de regalo.